miércoles, 8 de abril de 2015

Modos de acción de los oncógenes en tumores humanos asociados

Factores de crecimiento

Las células normales requieren de estimulación por factores de crecimiento para sufrir proliferación.   La mayor parte de los factores de crecimiento solubles formados por un tipo celular actúan sobre una célula vecina para estimular la proliferación (acción paracrina).

Muchas células cancerosas, sin embargo, adquieren la capacidad para sintetizar los mismos factores de crecimiento a los que responden, generando un ciclo autocrino. Por ejemplo, muchos glioblastomas secretan factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF) y expresan el receptor PDGF y muchos sarcomas forman tanto el factor de crecimiento transformante α (TGF-α) como su receptor. Aunque se considera que un ciclo autocrino es un elemento importante en la patogenia de varios tumores, en la mayoría de los casos no está alterado ni mutado el propio gen del factor de crecimiento. Más frecuentemente, los productos de otro oncogenes que se sitúan a lo largo de muchas vías de transducción de señal, como RAS, causan una sobreexpresión de los genes de factores de crecimiento, forzando así las células a secretar grandes cantidades de factores de crecimiento, como TGF-α.


No obstante, la producción incrementada de factor de crecimiento no es suficiente para la formación neoplásica. Con toda probabilidad, la proliferación conducida por factor de crecimiento contribuye al fenotipo maligno mediante un incremento del riesgo de mutación espontáneas o inducidas en la población celular en proliferación. (1)

Factores de crecimiento
Protooncogén
Modo de activación
Tumor humano asociado
Cadena β del PDGF
SIS (nombre oficial PBGFB)
Sobreexpresión
Astrocitoma
Osteosarcoma
Factores de crecimiento fibroblástico
HST1
INT2 (nombre oficial FGF3)
Sobreexpresión, amplificación
Cáncer de estomago
Cáncer de vejiga
Cáncer de mama
Melanoma
TGF-α
TGFA
Sobreexpresión
Astrocitomas
Carcinomas hepatocelulares
HGF
HGF
sobreexpresion
Cáncer de tiroides

Receptores de factores de crecimiento

Se han encontrado varios oncogenes que codifican receptores de factor de crecimiento. Para entender cómo afectan las mutaciones la función de estos receptores, debe recordarse que una clase importante de receptores de factor de crecimiento son las proteínas transmembrana con un dominio externo de unión de ligando y un dominio citoplasmático para la tirosina cinasa. En las formas normales de estos receptores, la cinasa se activa transitoriamente por la unión de los factores de crecimiento específicos, seguido rápidamente por la dimerización del receptor y la fosforilación con tirosina de varios sustratos que forman parte de la cascada de señales. Las versiones oncógenas de estos receptores se asocian con la dimerización y la activación constitutivas sin unión al factor de crecimiento. Por tanto, los receptores mutantes liberan señales mitógenas continuas a la célula, incluso en ausencia de factor de crecimiento en el entorno. Los receptores de factor de crecimiento pueden activarse constitutivamente en los tumores mediante múltiples mecanismos diferentes, incluyendo mutaciones, redistribuciones génicas y sobreexpresión. 

El protooncogén RET, un receptor de tirosina cinasa, ejemplifica la conversión oncógena a través de mutaciones y redistribuciones génicas. La proteína RET es un receptor para el factor neurotrófico derivado de la línea celular glial y proteínas relacionadas estructuralmente que promueven la supervivencia celular durante el desarrollo neural. RET se expresa normalmente en las células neuroendocrinas, como las células C parafoliculares del tiroides, la médula suprarrenal y los precursores de las células paratiroideas. Las mutaciones puntuales en el protooncogén RET se asocian con las NEM tipos 2A y 2B de herencia autosómica dominante y con el carcinoma medular de tiroides familiar. En la NEM-2A, las mutaciones puntuales en el dominio extracelular de RET causan dimerización y activación constitutivas, conduciendo a carcinomas medulares de tiroides y a tumores suprarrenales y paratiroideos. En la NEM-2B, las mutaciones puntuales en el dominio catalítico citoplasmático de RET alteran el sustrato específico de la tirosina cinasa y conducen a tumores tiroideos y suprarrenales sin afectación de la paratiroides. En todas estas enfermedades familiares, los individuos afectados heredan la mutación RET en la línea germinal. Los carcinomas medulares de tiroides esporádicos están asociados con redistribuciones somáticas del gen RET, generalmente similares a las que se encuentran en la NEM-2B Se han encontrado conversiones oncógenas por mutaciones y redistribuciones en otros genes del receptor de factores de crecimiento. En las leucemias mieloides se han detectado mutaciones puntuales en FLT3, el gen que codifica el receptor de tirosina cinasa 3 similar a FMS, que conduce a la señal constitutiva. En ciertas leucemias mielomonocíticas crónicas con la translocación (5;12), todo el dominio citoplasmático del receptor PDGF está fusionado con un segmento de un factor de transcripción de la familia ETS, dando lugar a una dimerización permanente del receptor PDGF. Más del 90% de los tumores del estroma gastrointestinal tienen una mutación activadora constitutiva en el receptor c-KIT o PDGFR de tirosina cinasa, que son los receptores para el factor de la célula madre y para PDGF,
respectivamente.

Estas mutaciones son susceptibles de inhibición específica por el inhibidor de tirosina cinasa mesilato de imatinib. Este tipo de tratamiento, dirigido a una alteración específica en la célula cancerosa, se llama tratamiento diana. Mucho más frecuente que las mutaciones de estos protooncogenes es la sobreexpresión de formas normales de los receptores de factor de crecimiento. En algunos tumores, el aumento de expresión del receptor deriva de amplificación génica, pero en muchos casos la base molecular del incremento de expresión del receptor no se conoce completamente. 

Los mejores descritos son dos miembros de la familia del receptor de factor de crecimiento epidérmico (EGF). La forma normal de ERBB1, el gen del receptor de EGF se sobreexpresa hasta en un 80% de los carcinomas de células escamosas de pulmón, en el 50% o más de los glioblastomas y en el 80-100%de los tumores de cabeza y cuello. 38,39 De forma similar, el gen ERBB2 (también llamado HER-2/NEU ), el segundo miembro de la familia del receptor de EGF, está amplificado en aproximadamente un 25% de los cánceres de mama y en los adenocarcinomas humanos que se originan en el ovario, el pulmón, el estómago y las glándulas salivales.  Puesto que la alteración molecular en ERBB2 es específica de las células cancerosas, se han desarrollado nuevas sustancias terapéuticas consistentes en anticuerpos monoclonales específicos para ERBB2 y en la actualidad están en uso clínicamente, proporcionando otro ejemplo más de tratamiento frente a una diana. (1)

Receptores de factores de crecimiento
Protooncogén
Modo de activación
Tumor humano asociado
Familia del receptor EGF
ERBB1 (EGFR)
ERBB2
Sobreexpresión
Carcinoma de células escamosas de pulmón, gliomas
Tirosina cinasa 3 similar a FMS
FLT3
Amplificación
Canceres de mama, ovario, leucemias
Receptor para factores neurotróficos
RET
Mutación puntual
Leucemia, neoplasia endocrina múltiple 2A y B, carcinomas medulares de tiroides familiares gliomas
Receptor PDGF
PDGFRB
Sobreexpresión, traslocación y mutación puntual
Tumores estromales gastrointestinales, seminomas y leucemias
Receptor para el factor de células madre (de acero)
KIT
Sobreexpresión, traslocación y mutación puntual
Tumores estromales gastrointestinales, seminomas y leucemias






















Proteínas implicadas en la transducción de señal

Las células cancerosas reciben señales de su ambiente que las estimulan a crecer y a proliferar. Estas señales son mediadas por factores de crecimiento autocrinos, paracrinos y endocrinos que activan receptores de superficie celular. Para traducir la activación de un receptor unido a membrana en una respuesta biológica, las señales generadas por la activación del receptor necesitan ser llevadas al núcleo para activar la síntesis de proteínas. Esto se lleva a cabo mediante la activación de una cascada intracelular de reacciones bioquímicas, las llamadas vías de transducción de señales. En las células cancerosas, los elementos de las vías de transducción de señales a menudo están mutadas o son sobreexpresadas en comparación con las células normales. Las mutaciones oncogénicas generalmente dan como resultado la activación constitutiva de elementos de transducción de señales, tales como receptores para factores de crecimiento con actividad de tirosina cinasa que producen una activación continua del receptor, aún en ausencia del ligando del receptor (factor de crecimiento). Además, elementos de transducción de señales que se encuentran más abajo en la cascada de señalización, pueden estar mutados o sobre-expresados, contribuyendo con esto al fenotipo maligno. (2)

Proteínas transductoras de la señal: La transducción de señales consiste en una cascada bioquímica que se inicia en el interior de la membrana citoplasmática y termina en el núcleo de la célula, estimulando la síntesis de ADN.  Se han encontrado varias oncoproteínas que imitan la función de las normales. Estas son bioquímicamente heterogéneas. El mejor ej. de una oncoproteína transductora de señal es la familia RAS de proteínas que unen a la guanosina trifosfato.

El oncogén RAS: Los genes RAS de los cuales hay 3 (HRAS, KRAS, NRAS), se descubrieron en retrovirus transformantes. Codifican proteínas de un peso molecular de 21 kDa (genéricamente p21) y son proteínas relacionadas con el GTP. Estos genes se activan por mutaciones puntuales específicas, localizadas en los codones 12, 13, 61 y son los más frecuentes en los tumores humanos.  . La frecuencia de estas mutaciones varía en los diferentes tumores, pero en algunos tipos de cánceres es muy alta. En general, los carcinomas (páncreas y colón) tienen mutaciones KRAS, los tumores de vejiga tienen mutaciones HRAS y los tumores hematopoyéticos portan  mutaciones NRAS. Infrecuente en el cuello uterino y mama.
Ras tiene un importante papel en las cascadas de señales a favor de corriente de los receptores de factores de crecimiento dando lugar a mitosis. RAS es un miembro de una familia de proteínas G pequeñas que se unen a los nucleótidos de guanina, de forma similar a las proteínas G más grandes. Es un péptido intercambiador de nucleótidos que se encuentra anclado a la membrana citoplasmática y oscila entre un estado activo e inactivo. En la forma inactiva fija GDP y cuando se activa por factores de crecimiento el GDP se fosforila a GTP. Esta proteína Ras unida a GTP actúa sobre la vía de las MAP quinasas, las cuales activan factores de transcripción nuclear que favorecen la mitosis. Las GTPasas (GAP) son enzimas encargadas de hidrolizar GTP a GDP para volver a Ras a su forma inactiva, llevando así a la finalización de la transducción de la señal. Las GAP funcionan como frenos que impiden la actividad incontrolada de Ras. (3)

Se han identificado varias mutaciones puntuales de RAS diferentes en las células cancerosas. Los residuos afectados se sitúan en el bolsillo de unión de GTP o bien en la región enzimática esencial para la hidrólisis de GTP, y por ello reducen la actividad de GTPasa. El RAS mutado queda atrapado en su forma activada unido a GTP y la célula se ve forzada a un estado continuo de proliferación.
Además de RAS, los miembros a favor de corriente de la cascada de señales de RAS también pueden estar alterados en las células cancerosas, dando lugar a un fenotipo similar. La desregulación de la vía de la cinasa RAS/RAF/MAP puede ser uno de los fenómenos de iniciadores en el desarrollo de los melanomas, aunque por sí misma no es suficiente para causar oncogenia. Como RAS está mutado tan frecuentemente en cánceres humanos, se ha invertido mucho esfuerzo en desarrollo de modalidades anti-RAS de tratamiento diana. Sin embargo no han sido muy exitosas.

Alteraciones de las tirosina cinasas sin receptor

Las mutaciones que desencadenan la actividad oncógena latente se producen en varias tirosina cinasas no asociadas a receptor, que normalmente intervienen en las vías de transducción de la señal que regulan el crecimiento celular. Igual que con las ligadas  a receptor, las mutaciones se deben a transolocaciones o reordenamientos cromosómicos que dan lugar a genes de fusión que codifican tirosina cinasa activas de forma constitutiva. Un ejemplo de esto es la cinasa c-ABL. Este gen (ABL) puede sufrir una translocación desde su localización normal en el cromosoma 0 hasta el cromosoma 22, donde se fusiona con el gen BCR. El resultado produce una tirosina cinasa oncógena muy activa. En este caso el aumento de la actividad se debe a la fracción BCR que promueve la autoasociación BCR-ABL. Este trastorno común en las LMC se trata con imatinib. A pesar de la acumulación de numerosas mutaciones, la señal a través del gen BCR-ABL se requiere para que el tumor persista, de ahí que la inhibición de su actividad sea un tratamiento eficaz. La señal BCR-ABL puede considerarse como el mástil central alrededor del cual se construye la estructura. Cuando se elimina el mástil por inhibición, la estructura se colapsa.
En otros casos, las tirosinas cinasas no asociadas a receptor se activan mediante mutaciones puntuales que anulan la función de dominios reguladores negativos que normalmente mantienen la actividad enzimática bajo control. Un ejemplo es la mutación puntual de la tirosina cinasa JAK2. La cinasa aberrante JAK2 a su vez activa factores de transcripción de la familia STAT, que promueven la proliferación independiente de factor de crecimiento y la supervivencia de las células tumorales.

Factores de transcripción: Todas las vías de transducción convergen en el núcleo, donde se activa un gran banco de genes respondedores que organizan el desarrollo de la célula en el ciclo mitótico. (4)




Proteínas reguladoras nucleares


Los genes que promueven el crecimiento celular autónomo en las células cancerosas se llaman oncogenes, y sus homólogos celulares no mutados se denominan protooncogenes. Los oncogenes se crean mediante mutaciones en los protooncogenes y se caracterizan por la capacidad para promover el crecimiento celular en ausencia de señales promotoras del crecimiento normales. Las señales iniciadas en la superficie celular tras la activación de los receptores de factores de crecimiento y citocinas deben ser transducidas a través del citoplasma hasta llegar al núcleo. En el núcleo  está el centro operativo de la división celular, aquí se localizan diversos protooncogenes y oncogenes con sus respectivas proteínas, en él  se regulan la transcripción de genes. Así, la represión y activación de la transcripción de genes es esencial para dar la respuesta pertinente a las señales que inciden en la célula. Es por eso que determinados factores de transcripción ejercen papeles clave en la regulación de procesos de proliferación celular, inducción de apoptosis y/o reparación del DNA, cuya alteración está asociada a los procesos tumorales.
Algunos protooncogenes son activados por eventos que cambian su expresión pero que mantienen la secuencia codificante inalterada. El mejor caracterizado es el c-myc. Las proteínas Myc son miembros de la familia de factores de transcripción, implicadas en la regulación de la proliferación celular, diferenciación y apoptosis. C-myc se expresa en muchos tipos celulares incluyendo progenitores tempranos de médula ósea y linfocitos inmaduros B. La desregulación de la expresión de c-myc está implicada en el desarrollo de distintas patologías, en ratón y en humanos, como linfoma de Burkitt, cáncer de mama o de pulmón.
Sólo en EEUU se calcula que 1/7 de las muertes por cáncer presentan alteraciones en la expresión de c-Myc. Numerosas evidencias experimentales han mostrado la capacidad de c-Myc para activar directa o indirectamente genes que codifican para miembros de los complejos ciclina/CDK o inhibidores de estos complejos regulando la transición G1/S del ciclo celular.
Varios estudios también han relacionado a c-Myc con la muerte celular programada en diferentes tipos celulares. Asimismo, hay cada vez más evidencias experimentales que implican a c-Myc en la regulación de procesos biológicos no relacionados con la proliferación celular o la apoptosis.
El oncogén MYC .El protooncogén MYC se expresa virtualmente en todas las células eucariotas y pertenece a los genes de respuesta precoz inmediata, que son inducidos rápidamente cuando las células quiescentes reciben una señal para dividirse. Después de un incremento transitorio del ARN mensajero MYC, la expresión disminuye hasta un nivel basal. La base molecular de la función MYC en la replicación celular no está totalmente aclarada. Como con muchos factores de transcripción, se piensa que MYC está implicado en la carcinogenia mediante genes activadores que están implicados en la proliferación. En efecto, se sabe que algunos de sus genes diana, como los de la ornitinadecarboxilasa y la ciclina D2, están asociados con la proliferación celular. Sin embargo, la gama de actividades moduladas por MYC es muy amplia e incluye acetilación de histonas, reducción de la adhesión celular, aumento de la motilidad celular, aumento de actividad de la telomerasa, aumento de la síntesis de proteínas, disminución de la actividad de proteinasa y otros cambios del metabolismo celular que permiten una elevada velocidad de división de la célula.

La sobreexpresión de MYC puede dirigir la activación de más orígenes de la replicación de los necesarios para la división celular normal, o puentear puntos de control implicados en la replicación, conduciendo a daño genómico y acumulación de mutaciones.

Finalmente, MYC es uno de un conjunto de factores de transcripción que pueden actuar concertadamente para reprogramar las células somáticas hacia células
Madre pluripotenciales; MYC también puede intensificar la autorrenovación, bloquear la diferenciación o ambas.

El protooncogén MYC contiene dominios diferentes que codifican las actividades promotoras del crecimiento y apoptósicas, pero no está claro si la apoptosis inducida por MYC se produce in vivo. En contraste con la expresión regulada de MYC durante la proliferación celular normal, la expresión persistente, y en algunos casos la sobreexpresión de la proteína MYC, se encuentran frecuentemente en tumores. La desregulación de la expresión de MYC resultante de translocación del gen aparece en el linfoma de Burkitt, un tumor de células B. MYC está amplificado en algunos casos de cáncer de mama, colon, pulmón y muchos otros carcinomas. Los genes relacionados N- MYC y L- MYC están amplificados en los neuroblastomas y en cánceres de células pequeñas del pulmón, respectivamente. (1,5,6)

Reguladores del ciclo celular

Ciclinas y Cinasas dependientes de ciclina

Los canceres pueden crecer de forma autónoma si los genes que conducen el ciclo celular dejan de estar regulados por mutaciones o amplificación.
La progresión ordenada de las células a través de las diferentes fases del ciclo celular esta orquestada por “Cinasas dependientes de Ciclinas (CDK)”, que se activan mediante la unión a las “Ciclinas”.
Los complejos CDK-Ciclina fosforilan proteínas diana cruciales que conducen a la célula a través del ciclo celular.

Sabiendo esto, es fácil darse cuenta que las mutaciones que alteran la regulación de la actividad de las ciclinas y las CDK favorecen la proliferación celular.
Los contratiempos que afectan a la expresión de Ciclina D o CDK4 parecen ser fenómenos frecuentes en las transformaciones neoplásicas.

Los genes de ciclina D se sobreexpresan en muchos canceres, incluyendo los que afectan a la mama, el esófago, el hígado, y un subgrupo de linfomas.
La amplificación del gen CDK4 aparece en melanomas, sarcomas y glioblastomas.
Mientras que las ciclinas activan a las CDK, sus inhibidores (CDKI), de los que existen muchos, las silencian y ejercen un control negativo sobre el ciclo celular. La familia CIP/WAF de los CDKI, compuesto por 3 proteinas (p21, p27 y p53), inhibe de forma extensa a las CDK, mientras que la familia INK4 de los CDKI, formada por p15, p16, p18 y p19, tiene efectos selectivos sobre la ciclina D/CDK4 y la ciclina D/CDK6.
La expresión de estos inhibidores está regulada negativamente por vías de señales mitógenas, promoviendo así la progresión del ciclo celular.
Los CDKI están mutados frecuentemente, o por el contrario, silenciados en muchos tumores malignos humanos.

Reguladores del Ciclo Celular                

Después de saber esto, es necesario tratar acerca de los “puntos de control” principales del ciclo celular.
Existen dos puntos de control principales del ciclo celular, uno en la transición G1/S y el otro en G2/M.

El punto de control G1/S comprueba si hay daño del ADN, si se detecta daño, se activa la maquinaria de reparación de ADN, si en caso este daño es irreparable se activan las vías apoptósicas para matar la célula. Por tanto el punto G1/S impide la replicación de las células que tienen defectos en el ADN.

El punto de control G2/M monitoriza la finalización de la replicación del ADN y comprueba si la célula puede iniciar la mitosis de forma segura y separar las cromátidas hermanas. Este punto de control es particularmente importante en las células expuestas a la radiación ionizante. Las células dañadas por la radiación ionizante activan el punto de control G2/M y se detiene en G2; los defectos de este punto dan lugar a anomalías cromosómicas.


En el punto de control G1/S, la detención del ciclo celular esta mediada en su mayor parte por p53, que induce el inhibidor del ciclo celular p21. La detección del ciclo celular alrededor del punto de control G2/M implica mecanismos tanto dependientes de p53 como independientes de p53.

“Los defectos de los componentes del punto de control del ciclo celular son una causa fundamental de inestabilidad genética en las células cancerosas”. (1)

Referencias bibliográficas

1. Kumar V. et al. Patología estructural y funcional. Capítulo 7, “Neoplasias”. Robbins y Cotran. 8ª. Ed. Elsevier. España, 2010.

2. Soto Cruz I. Transducción de Señales y Cáncer. VERTIENTES Revista Especializada en Ciencias de la Salud [en línea] 2003 [citado 09 Abr 2015]; 6(1):45-50. Disponible en: http://revistas.unam.mx/index.php/vertientes/article/view/33242

3.  Monzón O G, Mora Padilla E,  Torres Tobar L,  Gutiérrez L D, Rubi C. Bases moleculares del cáncer. Repertorio de Medicina y Cirugía [en linea] 2011 [citado 09 Abr 2015]; 20(4): 2012. Disponible en: http://repertorio.fucsalud.edu.co/fbp/volumen20-4-2011/files/assets/downloads/publication.pdf#page=5

4. Maldonado L,  Santos N,  Cura M. TEMA 16: Neoplasias: Bases moleculares. Biología del crecimiento [en línea] 2006 [citado 09 Abr 2015]. Disponible en: http://eusalud.uninet.edu/apuntes/tema_16.pdf

5. Función del proto-oncogen c-Myc in vivo, Centro Nacional de Biotecnología. Disponible en http://www.cnb.csic.es/index.php/es/41-cnb/investigacion/285-funcion-del-proto-oncogen-c-myc-in-vivo.html

6. Hernandez Menéndez M, Rios Hernández MA. Oncogenes y cáncer. Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, Ciudad de La Habana, Cuba. Disponible en http://bvs.sld.cu/revistas/onc/vol15_2_99/onc09299.htm







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